Alicia ORLANDI








n. Buenos Aires, 1937






Pinturas


Focalizar la atención en el programa operatorio de Alicia Orlandi, es accionar en paralelo lo racional y lo sensible.


Su trabajo, desarrollado en serie, somete un módulo a experiencias cromáticas, dimensionales y traslativas en el cuadro estructura. El enunciado es experimentado en el campo de la geometría, vertiente en que intenciones comunes han conducido a resultados diferentes. Se puede considerar su recorrido visual como una relectura de las propuestas del arte concreto (1).


Todos sus planteos son dinámicos, pues en cada serie de imágenes elaboradas, ya sea en la de base módulo triángulo o curva, el orden compositivo pasa más por un adiestramiento sensible que por un rigor matemático. Si el receptor es atraído inicialmente por el código de lo formal, es el cromático el que provocará su participación con un sutil juego visual de intrigas al ojo, pues el color colocado en bandas, es combinado de distintas maneras, pudiendo seguir el orden espectral en su máxima luminosidad o ser alterado (2).


Cuando aparece un gran plano blanco, éste no configura ya el estático fondo tradicional, sino que es activado como otro color. De esta manera nace un universo vibratorio que será el lazo de comunicación entre los patrones propuestos y lo captado.


Acerquémonos con actitud lúdica al equilibrado ejercicio que A. Orlandi propone desde lo racional y lo sensible.










Buenos Aires, abril de 1987






(1)Tomas Maldonado (Argentina 1922) decía en 1946: “El arte concreto exalta la vida, porque la practica”, porque “habita a la relación directa con las cosas. Y no con las ficciones de las cosas”. (Manifiesto Invencionista)


(2) Víctor Vasarely (Hungría 1908 – Francia 1997) no es ajeno a ciertos posicionamientos de nuestra artista, en cuanto a la actitud de su puesta en marcha, su principio de repetición serial, como así también el aprovechamiento espacial del color.




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