Remo BIANCHEDI. Retratos.


n. Buenos Aires, 1950


La aproximación a la obra de un artista es siempre un hecho interesante y puede llegar, como en este caso, a resultar una experiencia plena de fascinación. Actitud provocada en el espectador por la tarea que, durante diez años (1973-1983), ha desarrollado Remo Bianchedi.


Todos sus trabajos guardan la coherencia de un espíritu que manifiesta comprensión humanista. Sus imágenes no sólo son un deleite estético, sino signo de la audacia de vivir -con sus alegrías, tristezas, sueños, realidades, avances, retrocesos-, y justificación máxima de su quehacer.


El corte diacrónico tomado para esta muestra estuvo nutrido de premios y distinciones, acontecimientos que para R. Bianchedi fueron relación de potencia-acto y por lo tanto transmisores de energía. Los utilizo como ayuda aceleradora de la corriente de conciencia.


Lo imposible imaginado es enfrentado, cuestionado y traducido mediante un juego creativo que recurre a las más variadas técnicas, con soluciones no carentes de riesgos, pero eso sí, sin sustitutivos.


Su investigación de las disciplinas y su manejo lúcido y libre de cada una de ellas ha hecho surgir esta extensa galería de retratos.


El contemplador abarcará el espectro que puede tomar el retrato, apartando la perimida idea de la ima­gen personal y aceptándolo como una vivencia y, por lo tanto, rico en un ordenamiento espacial-topográfico; entonces dará reconocimiento a esa propuesta de signos que el artista fija.


Su hacer nos ofrece grabados, dibujos, pinturas, collages,


Lo imposible imaginado es enfrentado, cuestionado y traducido mediante un juego creativo que recurre a las más variadas técnicas, con soluciones no carentes de riesgos, pero eso sí, sin sustitutivos.


Su investigación de las disciplinas y su manejo lúcido y libre de cada una de ellas ha hecho surgir esta extensa galería de retratos.


El contemplador abarcará el espectro que puede tomar el retrato, apartando la perimida idea de la ima­gen personal y aceptándolo como una vivencia y, por lo tanto, rico en un ordenamiento espacial-topográfico; entonces dará reconocimiento a esa propuesta de signos que el artista fija.


Su hacer nos ofrece grabados, dibujos, pinturas, collages, fotografías, objetos, que podrán ordenarse en series o aislarse, distinguiéndose en cada uno de ellos la vida y el mundo donde ésta se encuentra alojada. Por eso vemos desfilar los estados provocados por los aligeramientos, sobrecargas, etc. del hombre.


Remo Bianchedi colocó señales sugestivas, indica­tivas, estableciendo una ida y vuelta con el receptor, permitiéndole reconstruir en cada caso lo no evidente.Lo imposible imaginado es enfrentado, cuestionado y traducido mediante un juego creativo que recurre a las más variadas técnicas, con soluciones no carentes de riesgos, pero eso sí, sin sustitutivos.


Su investigación de las disciplinas y su manejo lúcido y libre de cada una de ellas ha hecho surgir esta extensa galería de retratos.


El contemplador abarcará el espectro que puede tomar el retrato, apartando la perimida idea de la ima­gen personal y aceptándolo como una vivencia y, por lo tanto, rico en un ordenamiento espacial-topográfico; entonces dará reconocimiento a esa propuesta de signos que el artista fija.


Su hacer nos ofrece grabados, dibujos, pinturas, collages, fotografías, objetos, que podrán ordenarse en series o aislarse, distinguiéndose en cada uno de ellos la vida y el mundo donde ésta se encuentra alojada. Por eso vemos desfilar los estados provocados por los aligeramientos, sobrecargas, etc. del hombre.


Remo Bianchedi colocó señales sugestivas, indica­tivas, estableciendo una ida y vuelta con el receptor, permitiéndole reconstruir en cada caso lo no evidente.Lo imposible imaginado es enfrentado, cuestionado y traducido mediante un juego creativo que recurre a las más variadas técnicas, con soluciones no carentes de riesgos, pero eso sí, sin sustitutivos.


Su investigación de las disciplinas y su manejo lúcido y libre de cada una de ellas ha hecho surgir esta extensa galería de retratos.


El contemplador abarcará el espectro que puede tomar el retrato, apartando la perimida idea de la ima­gen personal y aceptándolo como una vivencia y, por lo tanto, rico en un ordenamiento espacial-topográfico; entonces dará reconocimiento a esa propuesta de signos que el artista fija.


Su hacer nos ofrece grabados, dibujos, pinturas, collages, fotografías, objetos, que podrán ordenarse en series o aislarse, distinguiéndose en cada uno de ellos la vida y el mundo donde ésta se encuentra alojada. Por eso vemos desfilar los estados provocados por los aligeramientos, sobrecargas, etc. del hombre.


Remo Bianchedi colocó señales sugestivas, indica­tivas, estableciendo una ida y vuelta con el receptor, permitiéndole reconstruir en cada caso lo no evidente.Lo imposible imaginado es enfrentado, cuestionado y traducido mediante un juego creativo que recurre a las más variadas técnicas, con soluciones no carentes de riesgos, pero eso sí, sin sustitutivos.


Su investigación de las disciplinas y su manejo lúcido y libre de cada una de ellas ha hecho surgir esta extensa galería de retratos.


El contemplador abarcará el espectro que puede tomar el retrato, apartando la perimida idea de la ima­gen personal y aceptándolo como una vivencia y, por lo tanto, rico en un ordenamiento espacial-topográfico; entonces dará reconocimiento a esa propuesta de signos que el artista fija.


Su hacer nos ofrece grabados, dibujos, pinturas, collages, fotografías, objetos, que podrán ordenarse en series o aislarse, distinguiéndose en cada uno de ellos la vida y el mundo donde ésta se encuentra alojada. Por eso vemos desfilar los estados provocados por los aligeramientos, sobrecargas, etc. del hombre.


Remo Bianchedi colocó señales sugestivas, indica­tivas, estableciendo una ida y vuelta con el receptor, permitiéndole reconstruir en cada caso lo no evidente.Lo imposible imaginado es enfrentado, cuestionado y traducido mediante un juego creativo que recurre a las más variadas técnicas, con soluciones no carentes de riesgos, pero eso sí, sin sustitutivos.


Su investigación de las disciplinas y su manejo lúcido y libre de cada una de ellas ha hecho surgir esta extensa galería de retratos.


El contemplador abarcará el espectro que puede tomar el retrato, apartando la perimida idea de la ima­gen personal y aceptándolo como una vivencia y, por lo tanto, rico en un ordenamiento espacial-topográfico; entonces dará reconocimiento a esa propuesta de signos que el artista fija.


Su hacer nos ofrece grabados, dibujos, pinturas, collages, fotografías, objetos, que podrán ordenarse en series o aislarse, distinguiéndose en cada uno de ellos la vida y el mundo donde ésta se encuentra alojada. Por eso vemos desfilar los estados provocados por los aligeramientos, sobrecargas, etc. del hombre.


Remo Bianchedi colocó señales sugestivas, indica­tivas, estableciendo una ida y vuelta con el receptor, permitiéndole reconstruir en cada caso lo no evidente.v


Durante una década ha mantenido una significativa constante conceptual; su tarea se vio enriquecida por el gen positivo de la creatividad y toda neutralidad fue rechazada.






Buenos Aires, Marzo de 1983.







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